El periodo legislativo en Colombia está a punto de iniciar actividades. Desde mediados de marzo el congreso en pleno discutirá y sacará adelante los proyectos de ley que regirán en Colombia. Entre ellos los que tienen que ver con la legalización de la marihuana. Losada y Ocampo son dos representantes a la cámara que continúan vigentes impulsando sus proyectos; el que era encabezado por Gustavo Bolivar, al renunciar a su curul tal parece que queda sin “doliente“, así que los usuarios y consumidores de marihuana estamos frente a estos dos panoramas para apostarle a la legalización definitiva y la regulación para uso adulto en nuestro país.
De cara a este reinicio de actividades en el congreso, durante las últimas semanas se han llevado a cabo por las principales ciudades y poblaciones, sendas audiencias públicas desde las iniciativas de cada congresista, para socializar y discutir, escuchar y manifestar todo lo que los actores del cannábis, la población de consumidores, empresarios, académicos y activistas de la planta tienen para decir frente a esta nueva legislatura.
La participación de quienes están muy interesados, las observaciones oportunas y los argumentos han sido el común denominador en estas audiencias. La comunidad está presta y es notable que es necesario este punto de encuentro entre el activismo y la política, entre los ciudadanos y los órganos legislativos que muchas veces actúan a tientas mientras las comunidades viven en carne propia las equivocaciones y tergiversaciones en la construcción de las leyes hoy vigentes. No puede volver a suceder.
La tarea que ya se ha realizado en pro de la marihuana medicinal representa un importante avance para la normalización del consumo de la cannabis, sin embargo las “nuevas ópticas” de reducción de daños y consumo adulto consciente empujan los propósitos a nuevos panoramas dónde los smoke-coffee shops y clubes entran en escena, al igual que son necesarios programas de información y educación para diferentes poblaciones. Se han escuchado propuestas y reclamaciones desde las madres de familia, desde quienes cosechan y transforman la materia vegetal para crear productos medicinales y de uso tópico, se han escuchado las voces de los empresarios.
Las participaciones exponen desde cartas enviadas a la vicepresidencia de la república, así como la socialización del manifiesto de las mujeres cannabicas, hasta estudios independientes que involucran grupos poblacionales con menores de edad en los barrios de Medellín, desde las perspectivas de quienes ya han hecho empresa produciendo semillas legales como en el caso de Breeders o el enfoque de arte y cultura de Rafa Restrepo, por poner un par de ejemplos.
Son decenas de ópticas y perspectivas válidas que agregan valor a la discusión y enriquecen los argumentos certeros que allanan el camino para la legislación en muy corto tiempo, según se espera. Sin embargo, cómo todo propósito humano, no es perfecto. Aún hay mucho que analizar, leer y discutir para enfilar energías en cada punto en específico (con proyectos que pasan de 40 páginas y más de 90 artículos ).
Según nos explica el Representante Ocampo, los detalles y la extensión del proyecto final determina también la cantidad de tiempo que será discutido en plenaria y las observaciones en contra que utilizará la oposición para tratar de hundir la iniciativa. Por otro lado los mismos miembros de la comunidad del cannabis advierten sobre la posibilidad de que existan “micos” que permitan de plano el beneficio a unos pocos o la aparición de procesos de competencia desleal inclusive.
En las conversaciones dadas en estás ponencias públicas, ha salido a relucir que, en algunos casos se han dado el reclamo de las poblaciones por mejores opciones a la hora de ser beneficiados por los recursos de la legalización y tras bambalinas, en el congreso de la República se han llegado a negociaciones políticas que incluyen temas no previstos pero que permiten avanzar y llevar los proyectos de ley más lejos. El ejercicio sociopolítico en algún punto es una negociación de beneficios (políticos y económicos) a todo nivel.
Sin embargo, la afluencia de personas, en el caso de Medellín no ha sido la esperada, siendo está una ciudad con consumidores de marihuana que se cuentan por decenas de miles, el que en una audiencia pública haya menos de un centenar poniendo la cara y conociendo (corrigiendo) un proyecto de ley que nos afectará a todos, es por lo menos preocupante. Las audiencias realizadas en Bogotá y Santa Marta, dan cuenta de mayores asistencias por sesión y se han ejecutado reuniones adicionales con la mesa distrital Cannabica de Bogotá de manera consecutiva.
No obstante, el propósito se está cumpliendo, la participación ciudadana está activa y por parte de los actores políticos se han abierto estos espacios que permiten la discusión y poner sobre la mesa las problemáticas más exigentes a la hora de determinar los horizontes de legalización en nuestro país. Por nuestra parte, por parte de la comunidad del Cannabis es importante definir estrategias de comunicación, exponer en los diferentes medios y canales ese mensaje urgente que debe ser escuchado por la sociedad en general. Un propósito abierto qué busca beneficiarnos a todos y definir oportunidades específicas desde las nuevas vertientes del Cannabis.
Es importantísimo conocer los objetivos de cada proyecto de ley, escuchar las propuestas y saber que parte de las leyes preexistentes se modifican o redefinen. Es primordial que las personas que asistimos a estos encuentros públicos tengamos un mínimo de información previa para aportar más asertivamente sobre las discusiones pertinentes a cada caso y las reclamaciones respecto a los textos de cada proyecto. No es hora de triunfalismos. No es hora de mostrar los dientes, o persistir en sesgos que dividan la misma comunidad de cannábicos en nuestro territorio. No es momento de denigrar de la marihuana que proviene del Cauca, no es el espacio para apartar las comunidades indígenas. Cómo ellos, todos los otros actores a nivel nacional hacemos parte de la cadena productiva del cannabis y lo seguiremos siendo.
Durante la publicación de este artículo se habían programado más audiencias públicas en otras zonas del país, como el Meta y el Valle del Cauca. Espacios en los que se buscarán más observaciones a estos proyectos, más ideas y más testimonios desde zonas de nuestro país que no necesariamente viven la experiencia cannábica como en Medellín o Bogotá. Allí las formas en que la ley y la sociedad responden al consumo, son diferentes y con mayores señalamientos. Es allí donde la discusión tiene otro tinte y debe dársele la importancia que merece.
Ojalá que en cualquier lugar de Colombia donde realicen estas audiencias, terminen cómo terminaron las dos a las que tuvimos la oportunidad de asistir en la capital de la montaña. Catando unas flores deliciosas, compartiendo puntos de vista entre quienes asistimos, a favor o en contra, analizando las diferentes propuestas y haciendo notar los desaciertos. Entre risas y humos, entre terpenos y profundas discusiones, todo en medio de un ambiente pacifico, una reunión postrera para cerrar cada jornada en pro del cannabis y la modificación de las leyes que le incumben, consumiendo el mejor cannabis de nuestros cultivos.