La Universidad Nacional de Bogotá Revoluciona el Estudio del Cannabis: Innovación Académica y Comunitaria

La Universidad Nacional de Bogotá está marcando un nuevo hito en el estudio del cannabis con una serie de seminarios y cursos que abordan su producción y su impacto en la salud pública. En esta entrevista con Javier Hidalgo, exploramos cómo la universidad ha sido pionera en abrir espacios académicos desde 2017, comenzando con cursos sobre el aprovechamiento medicinal y cosmético del cannabis y avanzando hacia temas más complejos y actuales.

Este año, la universidad lanza el curso “Producción de Flor Seca de Cannabis para Uso Adulto”, acompañado de seminarios clave que exploran los marcos de acción colectiva y la gestión de riesgo y daño desde una óptica agronómica y comunitaria. Estos eventos no solo buscan educar sobre las técnicas de cultivo responsables, sino también generar un debate sobre la inclusión de comunidades históricamente vinculadas al cultivo del cannabis, como las del Cauca, en la regulación y las políticas públicas.

La entrevista revela cómo la academia está respondiendo a las realidades sociales y legales del cannabis en Colombia, destacando la necesidad de enfoques más inclusivos y basados en el conocimiento agrícola y comunitario. Con entrada libre a los conversatorios, esta es una oportunidad para que cultivadores, académicos y público en general se involucren en una conversación crucial para el futuro del cannabis en el país.

¿Por qué es importante abordar la cadena preexistente del cannabis para uso adulto en
el contexto actual de Colombia?

En primera medida es un hecho que las plantas catalogadas de uso ilícito han llevado el desarrollo rural a las regiones donde el estado no ha llegado, entre ellas el Cauca, de allí que haya entre 15.000 a 18.000 familias (es difícil cuantificarlas) que cultivan cannabis desde hace más o menos 50 años y a través de este medio de vida (porque el cultivo es un medio de subsistencia), han podido llevar el desarrollo rural que el estado no ha llevado a este territorio.

Eso por el lado de una realidad que existe, de una flor que se produce, se mueve en el mercado nacional y también suramericano, a tal punto que la nueva política de drogas reconoce este hecho y cita que es necesario tener en cuenta estos modelos preexistentes para regular. Sin embargo a nivel regulatorio El Congreso de la República no ha completado en varias oportunidades los ocho debates necesarios para cambiar la constitución y legalizar plenamente el cannabis.

Por el lado del ejecutivo, Petro en la entrega de la Política de drogas el 3 de octubre de 2023 pidió a la institucionalidad, a sus ministerios que desarrollaran pilotos para hacer investigación sobre estos nuevos mercados y el Ministerio de Justicia no fue capaz de hacerlo, no Reguló la ley 30 del 86 en sus artículos 3 al
7, entonces estas familias de estos territorios que son los invitados por la política de drogas a ser tenidos en cuenta para la regulación, no han tenido en quien apoyarse para poder llevar sus sus medios de vida y su organización (porque ellos tienen autorregulación) al nivel de la política pública.

Sin embargo en las ciudades hay un Boom de Clubes cannabicos, Hay un montón de autocultivadores, todas estas personas o agremiaciones suplen del cannabis de uso adulto a la mayoría de consumidores de Bogotá como lo muestra la encuesta de consumidores de Bogotá.

Por otro lado tenemos a las altas cortes que han dado jurisprudencia sobre dosis personal dosis de aprovisionamiento, últimamente sobre el estrecho vínculo, lo que significa que si yo te entrego a ti una dosis de coca, cannabis o amapola, con el único fin de consumo, no se constituye un delito. Por tanto, si bien no hay un
marco regulatorio si hay un marco jurisprudencial que cubre la realidad que sucede todos los días, que hay gente cultivando y gente consumiendo Cannabis de uso adulto.

Ahora bien, dado que esto es una realidad pues nos toca ver cómo hacerlo de una manera que no genere
problemas de salud pública

¿Cómo se conecta la agronomía del Cannabis con los desafíos actuales en salud pública ?

Teniendo en cuenta que entonces esta flor que sale la ruralidad colombiana, tanto indígena como campesina y negra, es consumida en las ciudades en distintos ámbitos se han establecido mitos como por ejemplo que la flor de origen rural, campesina o indígena, no sirve, que está contaminada. Y digo que son mitos, porque para comprobar esto se tendrían que hacer pruebas de aflatoxinas, metales pesados y pesticidas. Y a través de estos mitos es que se han fundamentado los enfoques higienistas de la reducción de riesgo y daño, me refiero a todas estas conferencias y eventos que hay últimamente donde se reafirma esta mentira de que el cannabis campesino e indígena no tiene las calidades adecuadas (sin pruebas) y que solo lo que vendría del Cannabis medicinal certificado y licenciado podría cumplir en salud pública.

La agronomía juega un papel fundamental dado que existe ya un estándar, que es el de las buenas prácticas agrícolas y de recolección para plantas medicinales de la Organización Mundial de la Salud y esto es, una aplicación de la agronomía donde se garantiza entrenamiento y capacitación para las personas que cultivan, trazabilidad, documentación y principios de higiene y sanidad. Entonces después de este recorrido que ha tenido el cannabis en Colombia donde se empieza el cannabis medicinal al licenciarse, se traen pseudo-expertos del extranjero y vemos una industria que no se ha desarrollado, encontramos que la agronomía, las ciencias agrarias han estado un poco alejadas de la implementación como tal de este cultivo y del estudio de sus problemáticas que están ligadas al desarrollo rural. 

Por lo tanto la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional sede Bogotá, busca ponerse al día con este tema y hará los conversatorios para construir conocimiento colectivo  colectivo acerca de las políticas públicas relacionadas, las jurisprudencias, las actualizaciones académicas de este tipo de organizaciones populares, como los marcos de acción colectiva  y también de paso brindar conocimiento acerca de cómo se debe cultivar la planta de cannabis para qué en el caso de consumo de uso adulto no haya problema ni riesgos a la salud pública.

¿Cuáles son los principales riesgos y oportunidades que existen en el cultivo de Cannabis en relación con la salud de las comunidades ?

El cannabis no es una sustancia inocua y el riesgo y el daño está muy asociado a la forma de consumo.  la forma de consumo más frecuente es fumada vaporizada o inhalada (uso por pirólisis, es decir quemada)  entonces dado que eso está anclado en el libre desarrollo de la personalidad de cada  persona lo que se debe hacer,  la academia, las instituciones le deben apuntar a cualificar a los productores, es decir entender sus costumbres y maneras de producir,  transmitir conocimiento en doble vía para buscar mejorarlas,  y a través de estas prácticas garantizar que el cannabis no se ha cultivado con pesticidas,  se ha secado o curado de una manera higiénica y con todo lo anterior, se generen los cambios en políticas pública  para que en la post cosecha,  en el transporte sobre todo, que está tan vinculado a la ilegalidad, no se genere afectación en la flor que es, hasta el momento de ‘prenderse el porro’ un organismo vivo.  Usualmente hemos hablado de secado y curado, en estos seminarios y en los cursos  que vamos a hacer se va a hablar de beneficio del producto, cómo se habla del café, donde se cosecha una flor responsablemente cultivada, sin pesticidas ni metales pesados y en el secado se evita la contaminación por cualquier agente bacteriano o microbiano.

¿Qué cambios crees que deberían implementarse en La regulación del Cannabis para que sea más inclusiva con las comunidades que históricamente han trabajado con la planta?

Hay tres vías, cada una relacionada con una de las ramas del poder. Desde el legislativo se tendrían que hacer los 8 debates para cambiar el artículo 49 de la constitución (y tal parece que esto no se va a poder).

Desde el ejecutivo, el Ministerio de Justicia t el ministerio de Salud tienen dos opciones, regular la ley 30 del 86 los artículos del 4 al 7, dar estos permisos especiales a comunidades campesinas indígenas para cultivar marihuana con fines de uso adulto, o si quisieran (y están a tiempo de hacerlo) las modificaciones que hay al marco medicinal; Incluir (pero incluir de verdad) a comunidades campesinas y negras,  no está inclusión que hicieron de comprar el 10% de la flor a los pequeños que nunca funcionó, la que está en la 613. En este momento el Ministerio de Justicia de salud están reformando el marco medicinal del cannabis, entonces ahí hay una oportunidad para integrar a estas comunidades.  

En la otra relacionada con el poder judicial, la sociedad civil organizada alrededor del Cannabis podría pedir permisos ante el consejo de estupefacientes o ante las autoridades indígenas, para precisamente aplicar estos permisos que habilitaría la ley 30 del 86.

¿Cuáles son sus expectativas para el desarrollo del seminario a lo largo de 2025 y qué temas considera clave para futuras sesiones?

Deseamos poner el uso adulto como concepto de moda en la academia para que se empiece a hablar, para que las facultades de agronomía empiecen a pensarse este uso del cannabis como producto agrícola, (porque lo es) 

Segundo, volver a impulsar los cursos de extensión educación continua del CIER. El Centro de Investigación en Extensión Rural es la unidad académica que ha tenido estas iniciativas desde 2017 y que estas iniciativas estén enfocadas en la producción en la producción de cannabis de uso adulto, en una flor en clave de salud pública. Y por supuesto ayudar y apoyar este momento que estamos viviendo donde, si bien existe una política de drogas nueva, esta se ha quedado sin recursos dado las nuevas realidades, donde el nuevo presidente de los Estados Unidos  quita los recursos; estos recursos son los que financian al Ministerio de Justicia, entonces es el momento para que la sociedad civil organizada alrededor de las plantas de poder y ojalá la Presidencia de la República empiecen a diseñar y ejecutar o transformar esta política de drogas, en una política de drogas de carácter popular, participativas donde quepan las comunidades y sobre todo que quepan la realidad del uso adulto.

Pasa todos los días, todos los días hay gente cultivando, consumiendo, comercializando flor de uso adulto, entonces lo que se quiere es ayudar en este debate público, ayudar en esta nueva coyuntura donde necesitamos dar un enfoque nacional y que esta política de drogas no dependa de las ordenanzas de los Estados Unidos.

También se busca impulsar la gestión de riesgo y daño por el consumo de sustancias psicoactivas, en especial marihuana, pero desde el enfoque comunitario, no desde el enfoque corporativo, donde son las grandes tabacaleras las que han estado ‘encima’ de esta temática financiando ONG’s e instituciones que lo único que buscan realmente es la financiación, el dinero y no reducir el riesgo y el daño por consumo de PSA.

Es de resaltar la gran relación que hay entre el desarrollo rural, la agronomía del cannabis y el uso adulto. Aplicar la nueva política de drogas desde la base, desde los productores y consumidores con enfoque de salud pública, aporta al cumplimiento del punto 4 de los acuerdos de paz de la habana; y a esto es que la academia quiere apuntarle, establecer puentes de diálogo entre los saberes que pueden aportar a la construcción de una paz estable y duradera.

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Los conversatorios son de entrada libre para mayor información pueden comunicarse al teléfono 320 4582374 o al correo jrhidalgoc@unal.edu.co

Inscripciones : https://forms.gle/GsLRgbhc69BKmXdf7

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